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E.I. Mi cielo.

Cuando creía haber vivido en el cielo llego un ángel para sacarme del infierno. Puede que sus ojos no sean azul cielo pero hasta entonces todo había sido rojo fuego. Siempre había tenido sensibilidad en las manos pero fui ignorante hasta que su piel rozó mis dedos. Había visto llover pero he muerto de sed hasta que llovieron sus besos y me empapó hasta los huesos. Seguramente me imaginé lo que era cielo y hasta llegue a rozarlo desde mi infierno. Pero nunca llegue a soñar poder tocarlo, ni respirar de él, ni acariciarlo. Quiero vivir en su cielo, que no me baje nunca, que si la pierdo me muero

Morir de frío

Que digan que muero si me ven muriendo. Que crean que sangro si me ven sangrando. Pensad que lloro si me veis llorando. Porque vivir sin sol no es vivir... Mi noche sin mi estrella se me hace gris, hasta el agua se muere de sed, y mi cama de frío sin sus piernas, sin su piel. Decidme que lloro si me veis por ahí llorando, decidme que me muero, que yo estaré en su cielo esperando.

Roca y espuma

Que cuando dos gaviotas, perdidas amanezcan, cogidas de la mano, soñando primaveras, de amor será su canto, doradas sus cadenas, voladas por el viento, rotas por la tormenta... Serán roca y espuma, del mar que se lamenta, que muere en cada orilla, ahogando las arenas. Verán los marineros, la luz de las estrellas, guías que como un faro, alumbran las mareas. Y que al cielo los gitanos, roben la luna llena, la pinten con sus oros, sintiéndola centella.

La princesa del Caribe.

Bebía dulce el amargor del café, sentía frías tus manos que me abrasaban sin saber, sin saber que ya era medianoche, que iban varias tazad y que no andaba lejos el amanecer. Pensaste que ya era hora de apagar la luz y echar a dormir. Y yo pensé, triste de mi, que Bella Durmiente despertaría Cenicienta. Pero yo tan caliente y con tanta fantasía... era imposible que no estuviera satisfecha. Total, que se despertó al mediodía y la princesa, ya no era azul turquesa era más bien negro tirando a piratería. ¿Y su mirada? más bien perdida, ya no era de oro y plata, tal vez bisutería. Y el universo de sus ojos engullido por la pupila. Se le quejaba la vida, le gritaba en rebeldía. Pero la muy pirata seguía a toda vela rumbo al horizonte sin saber qué le dolía. Puede que el timón de la carabela la devuelva a la orilla, como la gaviota que vuela, quién sabe, quizás algún día. Verás que la más bella de las flores marchita, y sabrás que da igual, q

Pequeña historia de la locura

Ojalá fuéramos ciegos para mirarte y no sonreír como bobos. Ojalá se cayese la luna, robársela a los lobos y regalársela a la única estrella que un día se fundió con ella. Ojalá todo esto no fuera una locura. Ojalá fuera manco para no recordar qué se siente cuando se baja del cielo a su cintura. Ojalá fuese mudo para no contarle a los sueños el sabor de la amargura. Ojalá todo esto no fuera una locura.

Los cuatro elementos

Cada vez creo más firmemente que el que nace esclavo vive para ser libre y que el que nace libre vive para no ser esclavo. Y pensando que es lo más probable le da la espalda a la vida sin saber que es indomable. Apostando que el viento no arrasará lo impenetrable. sin saber que no se puede nadar contracorriente, creyendo que el fuego puede derretir la piedra, que el sol no ahoga a las estrellas desde oriente y asegurando que el hombre es el dueño de la Tierra.

Carta al amor según San Valentín

Te escribo porque no tengo nadie a quien escribir. Tengo muchas cosas que contarte y millones de respuestas que preguntarte. Me gustaría decirte que me eres indiferente, pero que te voy a contar, si sabes que no paro de buscarte. Te podría hacer mil canciones y dedicarte más versos pero para qué, si al final vendrás sin llamarte. No necesito catorces de febrero, para decirte que te quiero, ni ramos de flores, ni caricias por la espalda, ni abrazarte cuando llores, ni mejillas sonrojadas. No lo necesito para decirte que quiero, ya sabes que vivo en el filo de la navaja, a dos pasos del abismo, y que aquí te espero para que, si tu quieres, el precipicio sea más llevadero Y ahora dime: ¿por qué una noche, en cuanto me di la vuelta, te fuiste? Al menos podrías haber cerrado la puerta, así no habría pensado que volverías, como tarde al mediodía... No se, ¿por qué no me dijiste adiós? Ya ves como soy, no he tardado en escribirte, no te habría gua

Astilla

Ay mendiga, muéstrate, ten valentía no te escondas sé que estás no es cosa mía. Hazme caso no me hagas rabiar si te digo que te marches te vas. Esto es una pequeña prueba, de que, por muy inútil que sea lo que quieras decir (me clavé una astilla y lo escribí), siempre hay mil formas de decirlo y de que, si queremos ver florecer una rosa, lo más importante es plantarla. Lo mismo ocurre con las palabras y los sentimientos, la belleza no está en el resultado, ni en rimas perfectas ni en metáforas doradas, la belleza está en querer hacerlo, en intentar expresar lo que se siente, por absurdo que sea, en atreverse a darle forma. La belleza no se transmite, la belleza es transmitir.

Reflexión de las cinco y media.

Pasen y vean, fíjense como el destrozo hace un apocalipsis de la dulce Dulcinea. Acérquense si quieren, miren si lo desean como ni la más fuerte pasión puede complacer a Melibea. Créanme, en lo poco se atormentan y en lo mucho no se contentan. Es fácil si se lo plantean.

El Hipócrita II

Vístete de oro y fórrate de cuero. Disfrázate de confusión y rodéate de indiferencia. Hazte el desconocido para que quieran conocerte. Peina bien tu imagen y aparenta autenticidad para que llegue una pobre mariposa y seas su red letal. Sé descuidado pero no descuides tu dejadez. Píntate el paisaje que quieras que al final, te lo vas a creer. Vístete de oro, pelo con patas, que te quedarás solo y ya ni las ratas te querrán ver.

Sevilla

Imagen
Ya regreso a Castilla con sus campos y sus gentes, atrás queda Sevilla con sus calles de alegría, su saborío, su gentío, su alboroto. Atrás queda Sevilla, su rocío, sus alardes de maravilla. Atrás queda Sevilla y sus noches gitanas. Atrás queda la Giralda, con su torre mora y sus campanas cristianas. Atrás queda Sevilla y su alegre judería: el barrio de Santa Cruz y la Plaza de doña Elvira. Atrás quedan los barrios como el de la morería, que brilla en su Sevilla con sus mil puntas de ojiva. Atrás queda Triana salpicada por la orilla. La tierra de la guitarra que chispea a todas horas en las terrazas de Santa Ana. Atrás queda la torre que busca a la de Plata y que no por ser del Oro esconde ningún tesoro. Atrás quedan los pasos que en la Santa ven llover, se queda en su San Lorenzo el Jesús del Gran Poder. Ya regreso a Castilla, con sus campos y sus gentes, con su dorado indecente. Atrás queda Sevilla con su colorido permanente.

No hay sapos para tanto príncipe

Esta es la historia del que quiere en blanco y firma anónimo. Del que gana tres y esconde cuatro por si le quitan cinco. Esta es la historia de veinte amaneceres a oscuras y diecinueve puestas de sol cegadoras. Del que se escapa a por tabaco y vuelve corriendo por si quién sea que aún no está se marcha. De esqueletos desolados de tanto morirse por sus huesos. De vidas envidiosas por quererse más que a ellas. De mil inviernos sin sol y de todos los tópicos que se me ocurra negarte hasta que te acostumbres a no acostumbrarte a nada. 

¿Y qué más?

Ya viene, ya cae, el agua que está, lo que ella quiere. Ya rompe el suelo ya estalla el cielo ya chorrean los tejados ya resbala el cemento. Ya piensa por ella ya siente el invierno. Y no le pesa. Y no le duele. No se le caen las hojas y no tiene frío y no le molesta. Agota la última pesadilla suspira y se levanta para soñar despierta. Vaya que si son sueños y está feliz y ni lo piensa. Y menos mal que hay luna, que la avisa y la recoge, si no ni se acuesta. Ya viene, ya cae, el agua que está, lo que ella quiere, ya llueve.

Tesoro de mil otoños

Apaga la luz, cierra los ojos que no te vean llorar. No te caigas, si lo haces, disimula, que no crean que dudas. Ya me lo fumo yo todo y soplaré la ceniza para que se lo lleve el viento. Yo lo negaré todo, ¡qué me digan que miento! y diré que el oro es lo que escondes al mundo y que el mayor tesoro solo vale al más triste vagabundo. No te caigas mantén el rumbo, cierra los ojos que no te vean llorar que ya lo lloro yo todo.

Mejor nubes que luz cegadora

Azarosa y sin dueños empeñada con sueños tirada en su cama sola, abarrotada, se pregunta si quiere mañana. Quiere saber si un paisaje es lo que pintan los genios o lo que ve por su ventana. Se pregunta si la lluvia cae con mala gana o si es solo por estar mojados la mala cara. No entiende porqué el Sol no les brilla en un amanecer gris solo sabe que el Sol ciega cuando nadie le acompaña.

Prohibido tocar

Para qué mirar...  Tápame los ojos  hasta que los pueda abrir mañana,  que hoy, no me sonríe ni tu cama. Que le den por culo  a  lo bueno y a lo malo  a ti y al pecado  que yo por morder la manzana  no doy ni un duro. 

El cambio

Nadie podrá decirme que el aroma de mi cama no será el que deje ella cada mañana. Porque no está escrito, pero está dicho, lo que es imposible imposible será... hasta que deje de serlo. Igual que nadie se atreverá a decir que un beso no es boca con boca, es cuerpo con cuerpo. y, ¿cómo explicaré que cada muesca de mi rostro será un resto de lo que un día llamaré realidad y hoy me asusta nombrar? Cada segundo con ella será un ceda el paso a mi sonrisa una autopista que empezará en el kilometro cero de sus piernas y terminará en el mil de su mirada. Y mañana cada herida que tenga, será un portazo, un vete, lárgate, un hasta luego, un adiós.

MDJ - Vuela, pero despacito

El más ingenioso de los inútiles  es el que aprendió a volar quién sabe, quizás ese soy yo, aunque en fin, lo mío no es aterrizar. Pero si hablamos del cielo hagámoslo de verdad,  que cada mechón de su pelo se alquila con mil kilos de oro y eso,  ya es volar.  Puede que  cada minuto a solas con su sonrisa solo sea un segundo real,  pero eso,  sigue siendo volar.  Rozar sus piernas  siempre será soñar  pero sólo pensarlas  ya es volar.  Es así de simple,  en sus caderas me pierdo, sus curvas me hacen gritar y toda entera me eleva al cielo.  Pero amigo, darse cuenta  de que todo lo que puede ser  será de todo menos real, no es aterrizar,  es caer  hasta el suelo. sonrisa solo sea un segundo real,  pero eso,  sigue siendo volar.  Rozar sus piernas  siempre será soñar  pero sólo pensarlas  ya es volar.  Es así de simple,  en sus caderas me pierdo, sus curvas me hacen gritar y toda entera me eleva al cielo.  Pero amigo, darse cuenta  de que todo lo que puede ser  será de todo menos real, no