Fenómeno Podemos, colapso de la política y regresión infinita.

Este artículo está desarrollado en base a conceptos filosóficos, tales como la extrema identidad. Se trata, en última instancia, de un análisis del funcionamiento del hombre en sociedad y por tanto de la política a él ligada.


Desde el principio de la historia, el hombre ha vivido en sociedad, ha sido un animal político, funcionando como un todo y no como un solo individuo. Pocos hombres han sobresalido a lo largo de la historia por encima de toda una sociedad, y cuando lo han hecho, se encontraban en el marco de una sociedad que les apoyaba en su empresa, así, Julio César contaba con el apoyo de Roma y su poderoso ejército, y aún así, se habla más bien del Imperio Romano que de él mismo; Adolf Hitler aprovechó las circunstancias de Alemania y tenía un apoyo casi total de los suyos, aún así, se suele hablar de nazismo, él era el mero brazo ejecutor de todo un sistema.

A lo largo de este artículo desarrollaré el tema de “el hombre como animal político”, pasando por algunos ejemplos que pueden ser una representación cercana del animal político de Platón o Aristóteles. 
Abordaré la extrema identidad subjetiva y la extrema identidad objetiva, y cómo el animal político puede llegar a ellas, tanto por exceso como por defecto, con el ejemplo de Adolf Hitler y el nazismo. 
Además, una parte muy grande irá dedicada a lo que entiendo como la ruptura del animal político moderno, reflejado en el “fenómeno Podemos”, que también servirá de ejemplo para tratar el concepto de interioridad y cómo pasar de extrema identidad subjetiva a extrema identidad objetiva.

No cabe duda de que el hombre es un animal político o de que, al menos, está destinado a serlo, pues el sentido de nuestra identidad solo se descubre en los demás. Es decir, el animal político no es otra cosa que la proyección del hombre en sociedad. ¿Esto a qué se debe?
Bien, según Platón el hombre en soledad es imperfecto (o injusto) y solo puede acercarse a la perfección (o justicia) a medida que se relaciona con la Polis. En esta Polis el hombre dejará de ser injusto, ya que tras una buena distribución de la sociedad, con una tarea clara y establecida (jefes, guerreros y productores) la polis se hace más justa, pues cada clase cumple una labor necesaria en ella.
Aristóteles definía la Política como la acción del hombre en el Estado, y la acción del individuo en concreto quedaba definida como la Ética, siendo ésta simplemente una rama de la Política y no una ciencia en sí. Para él todo hombre es naturalmente un ser social, un animal político, ya que Ética y Política tienen los mismos principios, pero el bien del Estado es mayor que el del individuo.

Una vez dicho lo que es el animal político, es conveniente buscar algún ejemplo de cual sería el descrito por ciertos pensadores. Ya que la cultura occidental se ve incluida sobre todo (a mi juicio) por el pensamiento platónico-aristotélico, los ejemplos han de ir en esa dirección.
Platón definía al político o rey-filósofo como un hombre que tras una vida dialéctica dedicada a su búsqueda, ha encontrado el Bien y como poseedor de esa verdad es su deber gobernar desde su conocimiento, porque conoce mejor que nadie la Justicia y es el mejor preparado para guiar a todos los que hallan en “la Caverna” hacia el Bien.
Sabiendo esto, un ejemplo que se puede adecuar a ese rey-filósofo platónico es el de Felipe VI, actual rey de España, estrictamente en lo que a formación se refiere, pues Felipe lleva desde la infancia preparándose y formándose para ser rey, para que cuando llegase el día pudiese gobernar desde el conocimiento (semejante al gobierno “desde el Bien” de Platón). 

Un ejemplo político semejante a la teoría de Aristóteles lo podríamos encontrar, a grandes rasgos, en José Luis Rodríguez Zapatero. 
El gobierno ideal aristotélico lo ejercería un hombre sobresaliente por la excelencia de su vida pública y privada, pero, al ver que ese hombre no suele darse, definió como mejor forma de gobierno la República, en la que no gobernasen ni ricos (“Oligarquía”) ni pobres (“Demagogia”), y se respetaran las igualdades naturales (como la libertad, derecho en ciudadanía) y admitiesen las desigualdades no naturales (la riqueza por ejemplo). A partir de esto, definió como mejor gobernante al que buscase crear una amplia clase media y respetase esas igualdades y desigualdades, cosa que, reitero que es a grandes rasgos, intentó Zapatero en su período de gobierno, aunque condujo al pinchazo de la burbuja especulativa y a la actual crisis económica.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando el hombre se niega a sí mismo en sociedad? ¿Cuándo sabe ser el mismo pero su identidad no se refleja en los demás? Estamos ante la negación del animal político, ante la extrema identidad subjetiva. 
La plasmación política de esto se vería en alguien que queda fuera del sistema, que por norma rechaza y desacata lo establecido. 
Un ejemplo muy ilustrativo sería el de Adolf Hitler, que además gracias a esto consiguió llegar al poder, haciendo que más adelante se instalará en la sociedad la extrema identidad objetiva -volveré sobre este concepto un poco más adelante-. Hitler partió de la base de una Alemania destruída tras la Primera Guerra Mundial y sumida en la miseria, con una hiperinflación sin precedentes y una deuda enorme contra las potencias aliadas (sobre todo EEUU y Gran Bretaña). Se aprovechó de esto y prometió a la nación que su gobierno iba a obviar la deuda y a alzarse como una gran potencia una vez más, un discurso curiosamente similar al que hoy en día mantiene Pablo Iglesias.
La extrema identidad objetiva hizo el resto: los ciudadanos depositaron confianza total en el líder perdiendo su identidad, ahora los pensamientos del régimen político eran también los suyos, no reflejaban su identidad en la sociedad, la identidad de cada individuo pasaba a ser el mero reflejo de la sociedad, sociedad impuesta por el régimen nazi. 

Tras repasar varios ejemplos de lo que ha sido el animal político a lo largo de la historia y ver qué es la extrema identidad, tanto objetiva como subjetiva, voy a tratar el tema de la ruptura con el animal político moderno, a través del ejemplo del “fenómeno Podemos” y su artífice, Pablo Iglesias. Además, con este personaje, volveré sobre la extrema identidad y cómo se pasa de la extrema identidad subjetiva a la extrema identidad objetiva.
Pablo Iglesias está irrumpiendo en la sociedad de forma clara, así lo demuestran los votos que recibió en las pasadas elecciones europeas y los datos de intención de voto para las próximas elecciones generales. ¿Cómo ha conseguido introducirse con tanta fuerza en un sistema claramente bipartidista?
Pablo Iglesias ha aprovechado la circunstancia existente, siendo un oportunista, pues la gente recela de la clase política, del político existente últimamente, y Podemos, con un mensaje político completamente original (extrema identidad subjetiva) también la rechaza: por primera vez una formación política llama “casta” al resto y ataca directamente al seno de los partidos predominantes. Y esto es, principalmente, lo que hace que tengan tanto apoyo en tan poco tiempo, esa circunstancia en la que la sociedad rechaza a los políticos, de la que se aprovecha Podemos para dar ese mensaje en su contra, prometiendo acabar con eso, algo que a la sociedad le da motivos para confiar en ellos y esperanza de nuevo en el sistema político.

Pero, ¿cómo pasaría Pablo Iglesias de la extrema identidad subjetiva, de esa originalidad ya mencionada, a la extrema identidad objetiva?
El fin último de Podemos, como parece evidente por el discurso que promulgan, es llegar a gobernar, a ser el partido mayoritario, el referente de la mayoría de la sociedad, que su pensamiento se acepte y depositen confianza ciega en ellos, algo que, más o menos, ya está ocurriendo, ya que la mayoría de los votos que ya reciben no son por el atractivo de su programa electoral, pues la mayoría de las propuestas que presentan son probadamente inviables. 

Para terminar, a modo de conclusión, quiero volver sobre los tres conceptos más mencionados, para dejar clara su importancia y relación entre ellos.
He hablado del hombre como animal político, dejando claro que el hombre es, en última instancia, en sociedad, apoyándome en teorías políticas de Platón y Aristóteles, ya que solo ahí descubre el sentido de su identidad y aprende el sentido de la Justicia (Platón). Además, como propuso Aristóteles, el bien del Estado, conseguido por las acciones de todo el conjunto de individuos, es mayor que el bien del individuo en concreto.

Los otros dos conceptos, la extrema identidad subjetiva y la extrema identidad objetiva, como se ha visto, tienen gran influencia en el hombre en sociedad, y, por lo general, se tiende a pasar de la primera a la segunda cada vez que se da un cambio político-social importante (Revolución Francesa y la Ilustración, Hitler, fenómeno Podemos, etc), hasta que vuelve a ocurrir, como una regresión infinita, como una serpiente que se muerde la cola. 

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